Yoga para ganar flexibilidad
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Una de las primeras cosas que muchos alumnos me dicen antes de apuntarse a mis clases de yoga es que no tienen flexibilidad, que son “un palo”. Además, justo por ese motivo me dicen que lo mismo el yoga no es para ellos.
Hoy me pongo a escribirte para desterrar ese mito de que “hay que ser flexible para ser yogui”.
Porque es bueno ser flexible y cómo ir ganando flexibilidad
Ser flexible es beneficioso para ti. Cuanto más flexible seas, mejor será tu circulación y tendrás menor riesgo de sufrir alguna lesión. Además, te permitirá tener un cuerpo más joven, lo cual es una ayuda para hacer de forma simple tareas diarias sin molestias físicas.
En definitiva, tu cuerpo estará agradecido si puedes hacer torsiones con la columna vertebral, si puedes llegar a tocarte los pies con las manos o si puedes arrodillarte y quedarte en cuclillas para hablar con tu sobrina.
Y ahora me preguntarás, “¿Cómo puedo ir ganando flexibilidad para mejorar mi calidad de vida?”
Te recomiendo empezar a trabajar la flexibilidad de forma “pasiva”, es decir, con asanas más sencillas, pero manteniendo en el tiempo. De esta forma tanto los músculos, como la fascia y el tejido conectivo (tendones, ligamentos, fibras colágenas…) se estiran más y se vuelven mucho más resistentes.
También debes fortalecer la musculatura periférica de la articulación con la que estés trabajando en ese momento. Por ejemplo, si quieres flexibilidad en la cadera, es necesario también tener las piernas, el abdomen y los glúteos fuertes.
“¿Y cómo hago todo esto a la vez?”
Pues muy sencillo 😉, con yoga. A través de prácticas como el hatha yoga (por ejemplo, en mis clases y talleres 😉) en las que se trabaja tanto la fuerza como la elasticidad.
Asanas para ganar flexibilidad
Para ganar flexibilidad hay que ir preparando progresivamente tu cuerpo. Debes trabajar de forma constante y segura con asanas que te ayuden a estirar la musculatura y a mover las articulaciones de manera precisa. Te enseño algunos de los asanas que puedes ir practicando en tus rutinas de yoga.
Baddha konasana o Postura del zapatero
Siéntate en la esterilla con las piernas dobladas de forma que se toquen las plantas de los pies. Sujeta ambos pies con las manos y lleva las rodillas lo más cerca del suelo posible. Estira tu espalda y siente cómo se van abriendo las caderas.
Esta postura te ayuda a abrir la cadera y a estimular la circulación de las piernas y de los órganos abdominales. Además, te proporciona mucha flexibilidad tanto a caderas como a las rodillas.
Parsvottanasana o Postura de la pirámide
Estando de pie, separa las piernas dejando un pie delante y otro detrás. Apunta ambos pies hacia delante y mantén las piernas activas y estiradas. Con la espalda recta flexiónate hacia delante y no permitas que la cadera se abra hacia el lateral.
En esta postura no sólo vas a darle flexibilidad a la cadera, sino que vas a fortalecer las piernas, activar la circulación de la sangre y mejorarás tu respiración.
Supta virasana o Postura del héroe reclinado
Siéntate entre tus pies, con las rodillas apoyadas en el suelo. Desde ahí, inclínate hacia atrás (puedes ayudarte con las manos) hasta que tu espalda esté en contacto con la esterilla.
Las primeras veces que hagas Supta Virasana quizás te resultará más sencillo colocar un cojín o varias mantas detrás de ti para tumbarte en ellas. A continuación, lleva las manos por encima de la cabeza hacia el suelo (como ves en la foto).
Es esta postura debes utilizar soportes si eres principiante, de esta forma irás dándole al cuerpo flexibilidad sin forzarlo demasiado. Conseguirás así estirar cuádriceps, flexibilizar la espalda, las rodillas y los tobillos.
Supta padangusthasana o Postura tendida del pulgar del pie
Tumbada boca arriba en la esterilla, agarra tu pie derecho con la mano o con un cinturón. Deja que la pierna esté totalmente estirada y llévala hacia el lado derecho. Deja que la pierna se acerque todo lo posible al suelo siempre que la cadera contraria no se levante de la esterilla.
Con este asana vas a estirar las caderas y la cara interna de los muslos además de fortalecer ingles, rodillas y cuádriceps.
Paschimottanasana o Postura de la pinza.
Sentada en tu esterilla ve inclinándote hacia las piernas con el tronco recto, alargando la espalda todo lo posible. Ten en cuenta que la flexión de la espalda debe comenzar en la cadera.
Con la postura de la pinza vas a estirar toda la parte posterior del cuerpo (piernas y espalda), al mismo tiempo que le das flexibilidad a las caderas.
Uttanasana o Postura de la pinza de pie.
Estando de pie en tu esterilla, mantén la espalda recta y las piernas activas. Inclínate hacia delante para llevar las manos al suelo al lado de los pies.
En esta postura de la pinza de pie, al igual que con el anterior asana, consigues estirar muy bien los isquiotibiales y la espalda. Te ayudará además a mejorar tu postura corporal y reducir los picos de estrés.
Para ganar flexibilidad con la práctica de yoga es importante tener en cuenta que no todas las posturas de yoga que demuestran la flexibilidad del practicante, realmente la están desarrollando. Es más, en algunas ocasiones dichos asanas requieren una gran flexibilidad para hacerlas. Por ejemplo, Padmasana (Postura del Loto) es una postura que requiere tener una gran flexibilidad en caderas y tobillos. Si haces esta postura forzando tu cuerpo, puedes provocarte unos grandes dolores o incluso con lesión en la rodilla.
A la hora de trabajar la flexibilidad, es esencial tener paciencia y no compararte con nadie. Tu cuerpo es único. Recorre sin prisa el camino y trabaja de forma constante, esa es la fórmula secreta 😉
Si quieres ir calentando motores, te dejo aquí un vídeo con una secuencia de yoga enfocada en este tipo de trabajo de flexibilidad.
Disfruta de tu práctica. 🙏😊
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