Septiembre es un nuevo comienzo. Objetivo: ¡Cuidarme!

Llega septiembre y te encuentras con un nuevo comienzo. Un momento para encaminar aquellos buenos propósitos con los que has soñado este verano. Seguro que eres de los que ha pensado que es tu momento para empezar a cuidarte. Septiembre es el mes perfecto para ponerte en marcha de nuevo pensando en cómo hacer una mejor versión de ti.

Yo también me encuentro ante un nuevo comienzo. En septiembre empiezo de nuevo a impartir las clases regulares de Hatha yoga en Madrid. Como cada curso, comienzo con ganas y con emoción por ver qué pasará. Con las baterías a tope para darlo todo, para cuidarte y avanzar poco a poco en los objetivos marcados.

Mi plan es que descubras como el yoga puede ayudarte en el día a día, no sólo las horas que lo vas a practicar (porque sé que vas a incorporar el yoga a tu rutina 😉). Quiero que descubras cómo llevando una práctica continua, tendrás más fuerza (física y mental), reducirás tus molestias en la espalda, tendrás menos dolores de cabeza, serás más flexible y dormirás mejor.

Con la práctica de yoga, comienza tu nueva vida.

¿Por qué estoy tan segura de todas estas afirmaciones?

Lo primero, porque son beneficios que he obtenido yo, desde las primeras semanas que empecé como alumna, hasta ahora que te enseño todo lo que sé sobre yoga.

Lo segundo, y más importante, porque mis alumnas me cuentan lo bien que les sienta, lo que les gusta venir a las clases y, ¡lo bien que se sienten cuándo acaban! 🙂

¿Quieres saber cómo el yoga ha ayudado a algunas de mis alumnas?

Te pongo varios ejemplos reales de alumnas mías que te pueden ayudar a decidirte si estás pensando apuntarte a mis clases. Y así ves que los benéficos de una disciplina como el yoga son ¡tan reales como la vida misma! 😉

Ejemplo 1. Yoga para los dolores de espalda.

Debido a su trabajo, tenía muchos dolores de espalda. Al levantarse cada mañana se sentía cansada y con molestias para poder afrontar el día con la energía suficiente.

Tras solo dos meses asistiendo a mis clases un par de días por semana, duerme mejor por las noches, se levanta sin dolor de espalda y tras la jornada laboral, llega al final del día con energía suficiente para dedicarle tiempo a sus hobbies.

Ejemplo 2. Yoga para aliviar el estrés.

Un trabajo que te requiere atención constante te lleva a tener picos de estrés que en ocasiones es difícil de gestionar. Eso le pasaba a una de las alumnas que acude a mis clases de yoga. En este caso, pocos meses después, con una práctica continuada ha conseguido ir gestionando esos momentos de estrés. Está mucho más tranquila, gestiona mejor los momentos de carga de trabajo grande. En sus propias palabras “Es increíble que los días que vengo a clase, me sienta tan bien que duermo del tirón ¡como cuando era pequeña!”.

Ejemplo 3. Yoga para aumentar la flexibilidad.

Otra de mis yoguinis tiene fuerza, pero vino a clase porque no tenía flexibilidad. Después de un año de práctica continuada, ha notado la evolución notablemente. Ha conseguido la elasticidad de sus músculos a la vez que sigue trabajando la fuerza. Verla haciendo asanas que el primer día dijo que eran su reto impensable, me hizo sonreír ¡todo el día!

¿Quieres ser tú la siguiente? ¿Qué problema quieres que te ayude a solucionar el yoga? 🙂

 

Ejemplos como estos son los que me motivan para seguir dando clase. Ver contentas a mis alumnas es mi inspiración para seguir trabajando y preparando clases que ayuden a obtener los beneficios que cada una necesita.

¿Qué me dices, te vienes a clase? Escríbeme y dime que necesitas.

¡Nos vemos sobre la esterilla!